Defina un tema u objeto a partir
de sus sueños, pesadillas, experiencias, fantasias, noticias, etc. Extraiga de
Google frases relativas al tema u objeto elegido que sumen unas 200 palabras.
Una las frases según la mejor coherencia posible. Rellene el texto con unas 200
palabras más de su propio vocabulario e imaginario. Deforme, escinda,
fragmente, trasponga, inserte, incruste, coloree, adjetive y sobreadjetive, sin
autocensura. Escriba frases muy largas pero hiladas, sin separaciones por
comas. E intercale frases muy cortas, de dos o tres palabras o incluso de una
sola. Abuse de metáforas, incoherencias, cambios de tiempo, de lugar, de tema.
Agregue nuevas ideas, imágenes, acciones, lugares, descripciones. Abuse de
nombres de flores, piedras preciosas, minerales, fauna, colores, sabores, etc.
Busque material en imágenes oníricas, de pesadillas, de ensoñaciones, de humor
sarcástico y de la pasión erótica. Abunde en énfasis y ornamentaciones, elabore
y reelabore el texto una y otra vez. Abuse de fantasías, de imaginación y de
alegorías, sin hacer correcciones racionales. Utilice las imágenes poéticas
para expresar emociones, pero sin seguir nunca un razonamiento lógico. Use
palabras poco comunes, arcaicas o modismos locales o de técnicas
especializadas, use terminología científica, real o inventada, de la cultura de
las artes y las de ciencias raras o de conocimientos específicos. Los textos
deben ser en general breves y compactos, sin separación de párrafos, como la
corriente de conciencia de un sueño o una pesadilla, o el monologo insensato
pero maravilloso de un loco. El texto no debiera tener mas de 400 palabras,
sobre 500 es demasiado extenso, bajo 300 es demasiado corto. Tenga siempre en
mente los nueve rasgos que definen el neobarroco: ritmo y repetición; límite y
exceso; detalle y fragmento; inestabilidad y metamorfosis; desorden y caos;
nodo y laberinto; complejidad y disolución; “más o menos” y “no sé qué”;
distorsión y perversión. Asuma que los temas de la literatura están hace mucho
tiempo ya agotados, y en un universo donde todo está ya dicho, explicita o
implícitamente, solo cabe cambiar las formas, el futuro, desgastadas estas, ha
de ser peor. Por lo tanto, lo más importante, en todo este proceso creativo es
privilegiar siempre el significante por sobre el significado. Es decir, importa
más el como lo dice que lo que dice. El tema es algo secundario lo mismo que el
argumento, y bien podrían no existir como tales, sino solo como semillas y
rizomas del texto final. Vale.
Nota del autor.- Este texto tambien tiene exactamente 400 palabras.
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