domingo, 15 de febrero de 2015

Lo erótico y lo neobarroco


Nota liminar

Creo que lo más interesante que he encontrado al escribir en tono erótico ha sido descubrir (es obvio quizá) que al ir agotando el tema, opciones, vocabulario, posiciones, anatomía, etc., comienza a aparecer el barroco por necesidad de palabras, verbos, imágenes que permitan seguir escribiendo sobre lo mismo sin plagiarse a si mismo. Y esto se puede aplicar a otras temáticas literarias. De una manera mucho más elegante lo dijo Rafael Nieto Araos en “Neobarroquísimo: Sarduy, cuerpo y erotismo”: Que el neobarroco explora los marcos conceptuales del erotismo y la perversión objetual del cuerpo no es novedad. La proliferación y el exceso son mecanismos propios de una retórica (erótica) del cuerpo y la escritura, entendidos incluso desde una perspectiva científica (teoría del Big Bang: explosión e implosión); más aún, muchas veces esta expansión del lenguaje (exceso de la forma) se transforma en repetición obsesiva del acto erótico: juego de seducción y ritual especular de la mirada.


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