Nota liminar
Creo que lo más interesante que
he encontrado al escribir en tono erótico ha sido descubrir (es obvio quizá)
que al ir agotando el tema, opciones, vocabulario, posiciones, anatomía, etc.,
comienza a aparecer el barroco por necesidad de palabras, verbos, imágenes que
permitan seguir escribiendo sobre lo mismo sin plagiarse a si mismo. Y esto se
puede aplicar a otras temáticas literarias. De una manera mucho más elegante lo
dijo Rafael Nieto Araos en “Neobarroquísimo: Sarduy, cuerpo y erotismo”: Que el neobarroco explora los marcos
conceptuales del erotismo y la perversión objetual del cuerpo no es novedad. La
proliferación y el exceso son mecanismos propios de una retórica (erótica) del
cuerpo y la escritura, entendidos incluso desde una perspectiva científica
(teoría del Big Bang: explosión e implosión); más aún, muchas veces esta
expansión del lenguaje (exceso de la forma) se transforma en repetición
obsesiva del acto erótico: juego de seducción y ritual especular de la mirada.
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