Un éxtasis inspirativo normal lleva a
escribir unas 150 a 200 palabras de un envión, sin detenerse. A partir de ahí
para llegar a las 400 recomendables es necesario sobreadjetivar, recargar de
adjetivos descriptivos, aumentar en detalles mínimos, intercalar frases que
aumenten sensaciones, emociones u objetos en el texto. Ese aumento “inútil” es
la esencia del barroco, es ahí donde la creatividad se estruja más allá del
límite de la racionalidad y la lógica para gota a gota ir anegando lo escrito
de florituras y filigrana. Lo que convierte un simple relato en una pieza
literaria. Escriba frases bonitas creando imágenes bonitas usando palabras
bonitas. Las frases pueden ser de dos o tres renglones, no más. No es necesario
que las frases tengan sentido, basta con que se lean bien. No es necesario
irlas hilvanando o darles continuidad de ideas. Transgreda sin asco las leyes
de la gramática, también el orden natural de las palabras, sáltese comas,
repita ideas con distintas palabras, sobreadjetive cada adjetivo, adjetivise
sustantivos y sustantivise adjetivos. Evite palabras cliché salvo que las
disponga o use de manera distinta. Intenta escribir écfrasis, eso ayuda mucho.
Toma una imagen y escribe sobre ella lo que te vaya saliendo, imaginando,
describiendo en detalles lo que ves. Mejor si buscas un set de imágenes,
relacionadas o no, y escribes sobre ellas unas 10 a 20 palabras, una frase
larga por cada una. Escribe lo que ves, lo que sientes, lo que te recuerda,
etc., libremente e independientemente para cada imagen. Después unes los textos
y listo. No olvides que lo importante es la literatura, y la literatura no
necesita realidad.
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